lunes, 19 de abril de 2010

DIOGENES EL CINICO

Por: David Fernando López
Diógenes, llamado el cínico, nacido en Sinope, de la carencia hizo una virtud. Pocas veces hubo mayor exceso en la renuncia. Vivió en un tonel, iba descalzo en todo tiempo y se cubría con una capa. No dejó escritos o no se conservan. Se le recuerda porque pidió a Alejandro Magno que se apartara un poco, que le quitaba el sol. También porque andaba en pleno día con una linterna, forzando la pregunta de sus ciudadanos (“¿Qué buscas Diógenes con ese farol?”) y lanzándoles de vuelta la respuesta: “a un hombre”, que era otra forma de decir apártate de la luz.
No conociendo sus escritos, no sabiendo de su programa filosófico otra cosa que anécdotas urbanas y reflejos de escuela, no obstante se habla de Diógenes, mas de sus manías que de sus ideas, y si hubiese nacido en edades cristianas, aprovechando la confusión que se produjo con la caída del imperio y el trajín de pueblos y tribus haciendo mudanza hacia Europa, hoy Diógenes seria a lo mejor santo y el tonel hubiera pasado a la iconografía cristiana y hoy ocuparía su propia hornacina en catedrales góticas, y no lo hubiese silenciado nada ni nadie.
Cómo las generaciones han conservado a Diógenes es un misterio grande de resolver. ¿Por qué mi hermana perdió la medalla de primera comunión, el librito de nácar, un amoneda de oro del siglo XVIII y conservo sin embargo un soldado de plástico que le toco en un paquete de café? ¿Por qué olvidamos hechos decisivos, datos magníficos de mares y presidentes y recordamos el nombre de un perro, la forma de una nube o el olor de un almendro de una remota mañana? ¿Conoceremos algún día la ley secreta e implacable que rige nuestros destinos? Recordar a Diógenes es recordar el olor del almendro.
Conozco gente que solo tiene recuerdos fundamentales. Nada de flores ni soldaditos, allí todo es nácar y oro autentico. Como el saber de manual, que ignora el verso suelto de un poeta menor pero de ningún modo la fecha en que apareció algún libro inmortal, así hay personas que han ido olvidando lo liviano y de sí mismos tienen un conocimiento convencional, donde Diógenes no tiene cabida. La cultura y la infancia son para mí esa vivienda leve, hecha con despojos de un continuo naufragio, donde no siempre se salva lo que más valor tiene.

Este articulo fue sacado de la revista :
el malpensante

3 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Creo que la anécdota de Alejandro Magno es que le dijo "pídeme lo que desees" y Diógenes contestó " que no me quites el sol"... quien me diera ser Diógenes.

Daniel Sanchez dijo...

Gracias maria jesus por estar siempre presente

MAMÉ VALDÉS dijo...

Un saludo desde "Tomara que tu viera..." volveré.