domingo, 11 de enero de 2009

MANOS DE PLOMO

Ya nos estábamos cansando de la situación, no soportábamos que le hicieran mas goles de cabecita, hasta los pájaros se le reían en la cara y hasta las nubes avergonzadas querían soltar un poco de agua dulce para justificar su ridícula manera de usar esas manos de plomo. Los partidos siempre terminaban con resultados abultados en contra de nuestro equipo y todos lo mirábamos con ojos asesinos

Pobre Ramoncito Pérez, el arquero mas malo que vi en mi vida, hacia unas cosas que ni pa` que te cuento, la gente en la tribuna se reía (porque iba mucha gente a vernos jugar) aunque indirectamente las risas también eran para nosotros; de que servía que hiciéramos goles si en la defensa Ramoncito no sabia de atajadas.

Todo le entraba, todo era gol, medio nos salvaba “lapicero” Velásquez, que en temas de defensa si sabia como era la cosa, ya le había roto las piernas a unos cuatro. Aunque era difícil pasarlo no era imposible, siempre que se sacaban a “lapicero”, gol del rival; una cosa que ya nos fastidiaba. Es como si los goles se hicieran automáticamente, le hacían goles de todas las formas posibles, se le pasaban por debajo de las piernas, las atajaba y las soltaba, una vez se entró con balón y todo, hasta uno olímpico le hicieron; y nosotros tristemente nos hundíamos en el fondo le tabla.

Pero estaba seguro de que la situación de Ramoncito tenía que cambiar, algún día se tenía que atajar una por lo menos.

Y claro, el día se llego, jugábamos contra esos grandotes del barrio vecino. Ellos ya no se jugaban nada, nosotros nos jugábamos el descenso, (se me olvido decir que era la última fecha). Créame que nos juagábamos un partidazo, si hubiéramos jugado así todo el campeonato de seguro hubiésemos salido campeones; estábamos jugando con el corazón, yo personalmente estaba jugando como nunca en mi vida, hacia unas fantasías que hasta en la tribuna se levantaron a aplaudirme.

Pero el futbol tiene unas cosas bien injustas, ganábamos uno a cero, con el empate nos íbamos a la “B”. Atacaban ellos y tiraron un centro desde el costado derecho, el corazón me latía a mil por hora, venia el balón en cámara lenta así como en las películas; le van a hacer otro de cabecita, pensé yo, pero el “lapicero” saco un codo y se lo planto al nueve rival en toda la cara; penal para ellos, yo me quería morir, todos no le fuimos encima al arbitro, “qué cobras”, “se cayó solo”, le gritábamos al juez. Estábamos resignados a jugar el otro año en la “B”, Ramoncito no se iba a atajar ese penal ni en sueños.

Guzmán fue a cobrarlo, Ramoncito parado en la mitad del arco parecía más bien ratoncito, un milagro era lo que necesitábamos, pobre chico, pobre de nosotros, las esperanzas estaban muertas.

Pero los milagros existen, créame que existen, yo no se como hizo pero Ramoncito le saco ese fusil a Guzmán, te digo que fue un balonazo impresionante, fue a la derecha y justo allá se tiro Ramoncito y la saco al córner. Que felicidad, nos salvó del descenso este muchacho, todos los abrazamos, todos no le fuimos encima, que gritería la que había en la cancha en ese momento.

Yo creí que ahora si Ramoncito había aprendido a atajar y que ahora no tendríamos mas problemas con eso, ¡pero que va! Si al otro año el milagro nos falto y nos fuimos al descenso.
Ramoncito siguio siendo el peor arquero que vi en mi vida y al parecer ese penal fue pura suerte, o Guzman es el peor cobrador de penales, como sea ahora estamos en la "B" donde las manos de plomo de Ramoncito Perez nos siguen dando problemas.

Daniel Sanchez
Medellín, Enero 2009